Todavía deletreable
Prefiero la nada que al olvido
y mirar en tus ojos a la alegría
conteniendo todo miedo ya vencido.
Prefiero verte entregada que desnuda.
Alboroto de abejas en perfecta oración,
tú me haces libre a la perfección
lejos de mi hojarasca de dudas.
Prefiero el café caliente a toda caricia
fría, premeditada y vaga.
Y a las horas que llegan solas, sin malicia
y carentes de nostalgias.
Prefiero el vértigo azul insospechado
al resplandor severo de mirar tus labios
temblando sobre otros sueños, ajenos,
desprovistos de mar o que estén borrados.
Prefiero el grito al oído a la incertidumbre
en tu rostro de flor menuda sobre un piano.
Yo quiero ser para ti un número anciano
para que me mires y después me sumes.
Prefiero el liquen sobre los pliegues suaves
y a la tersa presencia mineral de la luna
sobre tu cuerpo, todavía deletreable.
Sibaragua